Continuamente circula en redes sociales
esta foto, en donde se promueve el golpear a niños y niñas para
"corregirlos". Llamó mi atención la cantidad de
"likes" que tuvo esta fotografía y un gran sentimiento de indignación
me estremeció al leer los comentarios de adultos apoyando a capa y espada lo
que arriba se lee.
La vagancia, la delincuencia, la mala
educación o el ser "buena" o "mala" persona (entendiendo
que estos conceptos son relativos y muy sujetos a las opiniones y experiencias
personales de cada individuo, las cuales les permiten juzgar desde su
experiencia y opinión personal lo que es "bueno" o "malo”),
todos concordamos que no queremos hijos con estas características. Pero
existen varios caminos para llegar a nuestros objetivos. ¿Queremos que
nuestros hijos colaboren porque saben lo importante que es para que la familia
funcione, porque saben que es el camino correcto, porque así lo aprenden
día a día con nuestro ejemplo positivo? o ¿queremos que obedezcan a la primera
porque nos tienen miedo, porque se sienten amenazados o intimidados?
Hay muchos abusos y maltratos a los niños con la excusa de
"corregirlos", pero llamemos las cosas por su nombre: golpear a un
niño es maltratarlo física y psicológicamente. Los niños son seres pensantes y
hay formas (que requieren paciencia y un método de crianza constante, saludable
y democrático) de educarlos sin necesidad de acudir a los golpes.
Cuando una mujer es agredida por su
pareja, ¿qué dice el agresor? "Ella se lo ganó, me colmó la paciencia,
ella me provoca" si la agresión se da de un adulto a otro la sociedad lo
condena, pero ¿por qué es aceptable entonces agredir a los niños? ¿acaso la
violencia no genera violencia? ¿es justo pegarle a un niño que es incapaz de
defenderse? Yo no creo en los padres perfectos y por ende tampoco creo que
exista una crianza perfecta, todos podemos perder la paciencia, siendo estos
eventos la excepción y no la regla de nuestro modo de criar, pues educar a alguien
bajo la psicología del miedo y la culpa no es nada sano para el desarrollo
emocional del ser humano.
Quizá en la etapa de niñez
las consecuencias de estos maltratos pueden no ser muy notables, ya que un niño
callado y tranquilo usualmente es lo que los adultos esperan, sin embargo está
comprobado que los malos tratos inhiben el sistema de exploración del
niño por consecuencia su aprendizaje. Lo que sentimos,
experimentamos y observamos va configurando nuestra psiquis y así vamos
elaborando el "modus operandi" que tendremos cuando seamos
adultos. Sin irnos a los extremos de convertirnos en delincuentes o
asesinos, pero si batallando con ataques de pánico, relaciones amorosas
conflictivas, inestabilidad emocional, ataques de ira, depresión y demás
males que aquejan terriblemente a la sociedad hoy en día, recordemos
que en la última década han surgido muchas investigaciones clínicas, con
fuerte sustento teórico, donde se relaciona estrechamente las relaciones
abusivas entre los niños y sus cuidadores con psicopatologías graves en la edad
adulta (M.Morrone).
Tal como dice Carlos González, no se
trata de juzgar a los padres del mundo, pero sí de romper patrones destructivos
y negativos para nuestros hijos y la sociedad. La Disciplina Positiva, un
modelo educativo creado por Jane Nelsen y Lynn Lott, en base a psicología
adleriana, brinda excelentes herramientas para educar con firmeza y
amabilidad a nuestros hijos, herramientas que se extienden también a los
educadores. Por otro lado, nos invita a conocernos a nosotros mismos y
enfrentar nuestros miedos e inseguridades. Nos motiva a reconocernos y
mirar hacia dentro, para que, a partir de esta reflexión, podamos trabajar en
nuestras propias emociones y aprender a validarlas, lograr autorregularnos,
poder mantener la calma en tiempos de crisis, a tener paciencia, empatía y ser
resilientes, siendo este el primer paso para poder educar con respeto,
amabilidad y firmeza, dentro de un ambiente de buenos tratos que fomenten una
nueva cultura de paz.
Eduquemos a nuestros niños bajo la mirada del amor, con
paciencia, estableciendo límites claros, educando con el ejemplo, quizá así el
día de mañana podamos formar un mundo más justo, donde la paz no sea privilegio
de pocos y los seres humanos seamos libres para desarrollar todo el potencial
de luz que llevamos dentro.
Claudia Cevallos
Educadora Certificada en Disciplina Positiva para la primera infancia
Educadora Certificada en Disciplina Positiva para la primera infancia
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